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Filosofía: ser o estar

Las bravezas de la vida: aquello que jamás decimos que ocurre, pero que finalmente termina siendo parte de una realidad; ese algo que nos permite conocer y ser más que un simple pensamiento que divaga en un contexto ficticio. Ese temible suceso que en muchas ocasiones no queremos vivir.

¿Ser o estar? Quizá para muchos este concepto sea asumible e incluso forme parte de su vida. No es lo mismo «ser» un ebrio que «estar» ebrio. El «ser» es perdurable; el «estar» es transitorio. Por lo cual, no existe una tristeza eterna; lo que existe es un estado temporal de tristeza o alegría. No hay felicidad eterna, ni mucho menos una tristeza que dure para toda la vida.

Ahora bien, la estupidez en muchos suele durar más de lo permitido, a tal punto que hacen elogio de su pedantería e ignorancia, alabando la mediocridad e intentando ser un dios en la tierra. ¡Vaya crueldad de la vida!

Hombres terrenales: imperfectos, cautivos, ansiosos y clandestinos. Un ejemplo de vida, en tanto la vida sólo sea un concepto transitorio en manos de imbéciles presumidos. Mujeres banales, imperfectas que viven en el pensamiento de la perfección del cuerpo, de la prostitución de la palabra y la elegancia.

La «antítesis de la realidad» marca la etapa de un concepto sumamente importante: que la anormalidad tenga carta de naturaleza. Que los hechos indeseables sean aceptados con normalidad por una sociedad funestamente vapuleada.

Y llegando al colofón de mi escrito, dejo las palabras del gran pensador Aristófanes:

La juventud pasa, la inmadurez se supera, la ignorancia se cura con la educación y la embriaguez con la sobriedad; pero la estupidez dura para siempre.

Aristófanes

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